domingo, 4 de noviembre de 2012

Anquetil-Poulidor. Dos leyendas,una historia. Tour'64


 El día 5 de Julio de 1964, el Tour de Francia albergaba su jornada de descanso en el Principado de Andorra, donde un día después se disputaría la etapa entre el país pirenaico y Toulouse. Hasta ese día el maillot amarillo viajaba a espaldas del modesto corredor francés Georges Groussard, el cual lo había mantenido durante diez etapas, Alpes incluidos ya que ese año se subían con anterioridad a los pirineos. Pero de lo que todo el mundo hablaba era de el duelo de los dos grandes mitos de la época, Jacques Anquetil y Raymond Poulidor en el que fue, quizás solo superado por la batalla entre los italianos Coppi y Bartali, el mayor y más vibrante duelo de dos corredores en la historia de este deporte que tuvo dividida a la Francia ciclista durante muchos años, y que a pesar de los grandes triunfos y la facilidad para conseguirlos del normando Anquetil, la afición en su gran mayoría tiro del lado de Raymond Poulidor conocido cariñosamente como “Poupou” y también llamado por algunos el “eterno segundón”.




 En el día que nos ocupa se celebraba en la población de Encamp, justo en las primeras rampas del puerto de Envalira, una fiesta-barbacoa organizada por Radio Andorra para los organizadores de la carrera, periodistas acreditados y diferentes personas que acompañaban a la Grande Boucle. A este evento según cuentan se dejo caer Jacques Anquetil, el normando, en compañía de su director de equipo Raphaël Géminiani, disfruto en su jornada de descanso de los manjares ofrecidos por la radio andorrana. Existe una leyenda, la cual años más tarde desmintió su propio director, que dice que el ciclista francés hizo buena cuenta tanto de la comida como de la bebida a disposición de los comensales, Jacques fiel a su estilo de vida de amante de la buena mesa y los licores se pego un buen festín que probablemente le pasaría factura en la jornada posterior en dirección a Toulouse.




Poulidor a sabiendas de los rumores de los posibles excesos del corredor normando, tomo cartas en el asunto y fue por la mañana a saludar a su gran rival pero buen compañero Anquetil, en efecto este no tenía muy buena cara por lo que sus presagios se hacían realidad. Nada más comenzar la etapa se subía el gigantesco puerto de Envalira hasta la zona de Puymorens, todo ello a balón parado, sin un metro de llano anteriormente. No había hecho nada más que darse el pistoletazo de salida, y comenzaron los primeros ataques por parte de los siempre combativos escaladores españoles, Bahamontes, Galera, Julio Jiménez…a estos se une Poulidor motivado por el supuesto mal estado de Jacques Anquetil.Segun se avanzaban kilómetros de este coloso pirenaico Anquetil perdía mas tiempo con con el grupo delantero donde viajaba Poulidor, efectivamente el normando pasaba por un mal momento y “Poupou” aprovechaba cada metro para sacar ventaja. Por detrás una marea de gente empujaba a un destrozado Anquetil, y a su vez era penalizado tanto con multas económicas como con segundos de tiempo por sufrir estos empujones. Poco a poco se iba cerrando la casi perpetua niebla de la parte más alta de esta larguísima ascensión, y Jacques pasaba por la cima a más de cinco minutos y medio del grupo de Raymond Poulidor. Todo esto podía ser debido al suculento atracón que Anquetil se dio el día anterior en la famosa barbacoa, o quizás no.
Meses antes en el rotativo francés France-Soir, un famoso mago de por aquel entonces en el país galo, publica una predicción en la que hablaba de un abandono de Jacques Anquetil en la etapa entre Andorra y Toulouse y su posterior fallecimiento. El normando conocido por su superstición paso los días previos a esta etapa un calvario motivado por la predicción de este supuesto adivino, incluso no quería salir de la habitación de su hotel andorrano y fue su director el que le saco del mismo para ir a la ya conocida fiesta de la radio.





Por este motivo y no por el de la barbacoa, Anquetil pasó una de las peores ascensiones en su gloriosa hegemonía en las carreteras francesas. Una vez coronado el puerto, Jacques despertó de su letargo y del engaño de este mago farsante. Como si de una contrarreloj se tratara, gran especialidad de Jacques conocido como “Monsieur Chrono”, en una  espectacular y trepidante bajada entre la espesa niebla de Envalira y también hay que decirlo, con la ayuda de algún vehículo de equipo, Anquetil recortaba tiempo a pasos agigantados con el grupo delantero donde rodaba el corredor de Merignat, Raymond Poulidor y virtual líder de la carrera. A poco menos de 30 kilómetros para la meta en Toulouse, la fatalidad se ceba con Poulidor, y tras una avería en alguno de los radios de su bicicleta, debe cambiar de máquina, con la mala suerte que con las prisas uno de los mecánicos tropieza sobre él y le derriba. Ya no solo no iba a sacar a Anquetil suficiente ventaja para dar un golpe en el Tour del 64, sino que además iba a perder un tiempo insalvable que le alejaría del cajón más alto en Paris. Llego a meta con más de dos minutos y medio. Una prueba más de la mala suerte que privo a Raymond Poulidor de hacerse con un Tour de Francia, mientras Anquetil conseguiría días más tarde su quinto, siendo el primero hasta entonces en hacerlo.




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